*Y es en el rugir del viento y las olas en los sonidos que se escuda el metálico andar de una orgullosa figura recorriendo la escalinata que desciende hasta la prisión posándose a espaldas del intruso, su cuerpo es revestido por completo por los tonos cobre y oro de su armadura que sin embargo no pertenecen a ningún metal que los humanos normales fueran capaces de manejar, su yelmo perfectamente colocado sobre su cabeza muestra dos hermosos detalles que simulan los ojos del mas bravío de los corceles que tiran del carruaje de Poseidón, y la figura del guerrero detiene su andar meciéndose su blanca capa al ritmo agitado de la tempestad que sirve como marco. –Un insecto- pronuncia una altiva voz al abrirse los labios del fiel general de los mares con la intención de llamar la atención del intruso. –No sé quién eres, ni tampoco que pretendes pero puedo afirmarte el hecho de que así como los mares son territorio del emperador, esta tierra que pisas esta por serlo también- clama soberbio el guerrero cuya imagen espera alguna reacción por parte de quien considera ya un enemigo por atreverse a llegar tan cerca del océano mismo*

*Es un rostro sereno y altivo el que se encuentra debajo del yelmo del caballo del mar, cabellos castaños y largos caen a espaldas de este y su postura erguida es la respuesta única además del silencio a las palabras sorprendidas del extraño personaje que se atreve a cruzarse por lo que el general de los mares considera “parte del reino” del dios de los mares. –El emperador de los mares, el Poseidón- clama con ferviente lealtad aquel nombre al instante que de forma intempestiva como su naturaleza un aura azul comienza a recubrir el contorno del marino, esta es la escancia misma de su cosmos en aumento que provoca que los vientos se arremolinen a sus espaldas y el parezca agitarse al tiempo que los azules ojos del joven guerrero se clavan en la figura del extraño sacerdote sin que una palabra más  sea emitida por sus labios, para el aquellas cuestiones que el intruso hace son bastante obvias y que las repita es solo señal de su inferioridad respecto a los guerreros del mar*