*Es justo en aquel momento en el decimo segundo templo zodiacal donde una confiada sonrisa se hace escuchar desde las sombras de la construcción, acto seguido las pausadas pisadas metálicas se hacen presentes anunciando un seguro andar lleno de una leve elegancia y acompañada de el tenue resplandor del dorado de una armadura en el fondo de la oscuridad intensa. –Veo que han encontrado su camino hasta este sitio, no logro entender como seres tan horribles como ustedes consiguieron tal milagro.- anuncia en un semblante burlón la voz del guardián de piscis cuya figura se adelanta de forma inquietante, su andar sigue siendo lento al revelare su gallarda figura, cabeza en alto y mirada despectiva a los invasores a su templo son dirigidas en ese momento, en la diestra del último de los guardianes zodiacales se posa una delicada y escarlata flor que levanta tenuemente rozando sus labios que se mantienen curvos en una maliciosa sonrisa que solo resalta aquellos hermosos rasgos que le distinguen justo como el mas bello de los caballeros de la diosa Athena, -La belleza es poder, no logro entender aun como es que seres tan repugnantes están delante de mi, sin embargo ya me encargare de eliminarles por completo-, exclama con soltura extendiendo en ese momento la diestra mano que aun mantiene entre índice y pulgar el tallo de la rosa, misma que junto con la silueta del guerrero es bañada por el tenue destello de su cosmos desafiante y orgulloso fungiendo su deber como guardían.*