Eran dos convictos que hicieron un túnel para escapar de la cárcel, cuando se disponían a realizar su escapatoria no contaron que había un guardián que conocía de los planes de escape y los estaba esperando a la salida del túnel con un grueso tolete. Una vez en la escotilla de escape del túnel, dice uno de los presos: ¡Por fin, la libertad! Y abrió la escotilla. Cuando sintió el fuerte golpe del tolete del guardia justo en la boca. El presidiario inmediatamente se regresa con la mano en la boca y el otro le pregunta: ¿Qué pasó? ¿Por qué no saliste? A lo que el primero respondió sin destapar su boca: Es que me dá mucha risa, sal tú primero.
|
Una vez en una cárcel un preso le dijo a un gendarme: Oiga mi gendarme, anteayer dejé mi cepillo de dientes en la cama y me lo robaron. Ayer dejé mi peine en la cama, y otra vez me lo robaron, y hoy resulta que dejo mis calcetas, y también me la robaron, ¿Sabe de lo que sospecho? Y el gendarme dice: No, ¿De qué? Entonces el preso le responde: Pues empiezo a sospechar que aquí en la cárcel hay ladrones.
Era una vez dos prisioneros y que al día siguiente empezaban cadena perpetua. Y le dice el listo al tonto: Coge aquella lima y cuando se acueste esta gente nos ponemos a limar. Dice el tonto: ¡Venga, vale! Se pone el listo a limar las rejas de la cárcel y se despierta el guardia y dice: ¿Quién anda ahí? El listo dice: ¡Miau! Y dice el guardia: Ah, ese es el gato de siempre. Ahora se pone a limar el tonto y dice el guardia: ¿Quién anda ahí? Y dice el tonto: ¡Otro gato!
|