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ETERNAS NAVIDADES

Recuerdo con nostalgia las viejas
Navidades,
queridas horas dulces colmadas de
alegría,
las deslumbrantes galas de estas
solemnidades
que vivía entre nubes de ensueño y
fantasía.

Aquellas "Nochebuena", aquellos "Fin de
Año",
turrones, villancicos... Las uvas cual
Rosario
rezado tras la cena. Festín por un
extraño
que trae nuevo destino en otro
calendario.

Las casas de cartón de añejo
nacimiento,
figuras milenarias bailando alegre
danza,
el son de una canción que trae lejano
aliento,
susurro de plegaria henchido de
esperanza...

La estrella rutilante alumbra pobre
cuna,
en ella está Jesús, auténtico
Dios-niño,
que viene palpitante a dar paz y
fortuna
a este planeta azul, hambriento de
cariño.

La máxima ilusión de mi inocente
infancia
era, en la noche mágica del celestial
presente,
obtener el favor, por mi
perseverancia,
de las reales dádivas llegadas del
Oriente.

No espero ya a los Magos, tampoco al Año
Nuevo,
las viejas Navidades están en mi
morada,
en mi íntimo sagrario, recuerdos que ahora
llevo
en el rico equipaje de mi vida
pasada.

Aguardo con paciencia el fin de este
sendero,
las nuevas Navidades con los que yo he
querido,
pesebre con presencia del Niño
verdadero
y el amor insondable del Dios que hemos
herido.
Emma-Margarita R.
A.-Valdés
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