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 ROMANCE DEL 
NACIMIENTO 
  
Ya que era llegado el tiempo en que de nacer 
había, así como desposado de su tálamo salía, 
abrazado con su esposa, que en sus brazos la 
traía, al cual la graciosa Madre en su pesebre 
ponía, 
entre unos animales que a la sazón allí 
había, los hombres decían cantares, los ángeles 
melodía, 
festejando el desposorio que entre tales dos 
había, pero Dios en el pesebre allí lloraba y 
gemía, 
que eran joyas que la esposa al desposorio 
traía, y la Madre estaba en pasmo de que tal trueque 
veía: 
el llanto del hombre en Dios, y en el hombre la 
alegría, lo cual del uno y del otro tan ajeno ser solía. San Juan de la 
Cruz 
  
  
  
  
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