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No Tengas Miedo 
Tengo un antiguo soplador de hojas que uso para  
limpiar nuestro patio. Este soplador espurrea,  
sacude con ruido, echa humo, emite gases  
irritantes y es considerado por mi esposa  
(y probablemente por mis vecinos) sumamente  
ruidoso.
  Sin embargo, nuestra vieja perra es totalmente  
indiferente al alboroto. Cuando enciendo el soplador 
 ni siquiera levanta la cabeza, y se mueve con  
renuencia únicamente cuando soplo hojas o polvo 
 en dirección suya. Eso es porque la perra  
confía en mí.
  Un joven que de vez en cuando corta nuestro  
césped usa un soplador similar, pero nuestra perra 
 no tolera al joven. Hace años, cuando era una  
cachorrita, el joven la molestaba con la máquina  
y ella nunca lo ha olvidado. Ahora bien, cuando  
el joven entra en el patio tenemos que entrarla  
a la casa, porque le gruñe y le ladra. Son las  
mismas circunstancias, pero las manos que usan  
el soplador marcan la diferencia.
  Lo mismo sucede con nosotros. Las  
circunstancias atemorizantes son menos  
problemáticas si confiamos en las manos que las  
controlan. Si nuestro mundo y nuestra vida están  
gobernados por una fuerza desconsiderada e  
indiferente, tendríamos buenas razones para temer.  
Pero las manos que controlan el universo  
-las manos de Dios- son sabias y compasivas.  
Podemos confiar en ellas a pesar de nuestras  
circunstancias y no tener miedo. 
Renuevo de Plenitud 
  
  
  
  
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