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El valor de las cosas  
¿Qué harías con un millón de pesos ahora?  
Pero la pregunta para este tema es ¿Qué harías 
 con un millón de pesos en una isla desierta?  
Pierde valor, verdad? El valor de las cosas lo  
otorga uno, controlado por el Ego y eso es 
 lo que tenemos que evitar.  
Un auto, una casa, un platillo de lujo, un traje, 
 un anillo, etc. son objetos que solo el ser humano 
 les da valor. Si un perro se acercara a estos 
 objetos no le interesarían más que para jugar. 
 Tú harías lo mismo si te encerraran en la cueva 
 de Alí Babá sin nada de comida o agua. Los 
 tesoros de ahí no los podrías invertir en 
 comida y menos comértelos! 
 El desarrollo de nuestra vida va tomando exigencias. 
  Estas exigencias no vienen del fondo de nuestro 
  ser, más bien vienen del Ego. Al espíritu no le 
 importa si tienes un auto último modelo o tienes 
 una carcacha, tampoco si tienes una mansión o 
 vives en una cueva. El espíritu se alimenta de 
 la oración, del decreto y de hablar con Dios. 
 Como dice bien el dicho: “El dinero como 
 ayuda”, o más bien "solo ayuda". Nosotros 
 vivimos en este plano terrenal y hay que 
 alimentar al receptáculo del espíritu que es el 
 cuerpo. Hay que mantenerlo sano, en orden y libre 
  de enfermedad. Para esto hay que vestirnos y 
 alimentarnos y para esto Dios nos da la 
 abundancia, tanto espiritual como material. 
 Con la abundancia espiritual nos podemos 
  cuidar de las enfermedades y llegar a la 
 transmutación de nuestro karma. Con la 
 abundancia material podemos satisfacer las 
 necesidades corporales y mantenernos con 
 buena calidad de vida. Dios nunca nos negará 
 la abundancia para vivir bien en este plano terrenal. 
 Pero aquí es donde Dios sabe quienes somos y qué 
 es lo que necesitamos. Hay una enorme diferencia 
 entre abundancia y avaricia, entre abundancia y 
 ambición. La abundancia la da DIOS para lo 
 que requiramos y facilite nuestro sendero espiritual, 
  pero la avaricia y la ambición nos la EXIGE el EGO. 
 Nos grita y reclama si no tenemos lo que nos exige. 
 Puede ser desde una casa, un yate, un traje hasta 
 una pluma de lujo que no puede utilizarce 
 mas que para presumirla. 
 Dios desea vernos libres de ataduras y nos bendice 
 con decretos de Rayo Oro Rubí y Rayo Verde 
 para brindarnos abundancia material y espiritual. 
 Pero la ambición y la avaricia vienen del Ego y 
  nos ata, generalmente, a las cosas materiales. 
 Mira a tu alrededor. Fíjate bien en lo que realmente 
 necesitas y en lo que ha sido un lujo tener. 
 Mira tu ropa, tu calzado, tus joyas si cargas con 
 ellas o recuerda cuales tienes, tus bienes más grandes. 
 Recuerda qué añoras y pregúntate si realmente lo 
 necesitas o quién es el que te lo exige. Muchas veces la 
 competencia genera envidia y la envidia es el enojo 
 por no ser mejor que el otro. También la competencia 
  te ayuda a superarte, pero fíjate a dónde quieres 
 llegar y quién te lo exige. Para Dios todos son iguales, 
  pero para el Ego no. 
 Con este análisis de tu pensamiento y tu espíritu,  
habla con Dios para que te aclare las dudas que  
existan dentro de ti y que el Ego no domine tu vida,  
sino que sea Dios y tu espíritu quien te guíe.  
   
  
   
  
  
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