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Enfocate en las virtudes y NO en los 
defectos 
 
  
Se ve tan pronto como se 
entra a la casa,  y a quiénes se les permite pasar a los cuartos de 
dormir, la notan inmediatamente. 
No diría que es suntuosa, 
 pero mi escalera de roble es muy hermosa,  casi cada vez que la veo me 
impresiona, admiro su solidez, el grano de su madera, su fulgor rico e 
incluso siento cierto orgullo.
  No como un príncipe por supuesto, pero 
por lo menos como el autor que maneja su pluma para 
vivir. 
Pero tenemos en la familia un 
tío que se enorgullece de tener cierta experiencia  en el trabajo de 
ebanistería,  así como en un cúmulo de otros campos.  Cuando vino por 
primera vez para visitar nuestra nueva casa, como lo hace cualquiera otro, 
vio la escalera. 
Pero en vez de hacer un 
comentario de admiración,  como hace la mayoría de la gente  - incluso así 
sea esté por pura cortesía, solamente creo a la mayoría sincera...  - se 
acercó a la escalera, inclinándose y,  para nuestro asombro, comenzó a 
examinarla. 
Al paso de algunos segundos, 
 levantó la cabeza con una clase sonrisa, como si algo fabuloso hubiera 
descubierto,  todavía mejor, como si quisiera adelantarnos  algo de lo que 
nos iba a decir. 
El gesto de sus labios nos 
engañó:  esperamos, mi esposa y yo, un elogio. 
  Pero en lugar de 
ello, este tío con las mil especialidades dijo:  - es inadmisible, vengan 
a ver! - nos acercamos. Nos inclinamos para ver aquella cara de la 
escalera, en la cual nunca habíamos reparado  - miren- dijo, una escalera 
de este precio,  y no tuvieron la precaución de disimular  la cabeza de 
los clavos.!  me incliné más, porque la cabeza  de los clavos era 
extremadamente pequeña,  y entonces descubrí que estaba en lo cierto. 
  Sí, correcto: la cabeza minúscula de los clavos  no había sido 
cubierta, como me imagino el lo hubiera podido 
hacer. 
Este tío desagradable tenía 
razón,  pero al mismo tiempo estaba equivocado,  porque le faltó un poco 
de tacto  y debió habernos felicitado por la hermosa escalera de roble que 
todo el mundo admira.  Me reí de esto, porque nunca había esperado un 
halago de su parte. 
Pero si que estaba 
equivocado,  yo creo, porque no vio la escalera  sino solo las minúsculas 
cabezas de los clavos  que no habían sido negligentemente 
enmascaradas, Sí., el no había visto la belleza de esta escalera. 
  Y 
aun más asombroso, ya que esa superficie  que ocupan las cabezas de estos 
clavos gravemente no disimulados,  es obviamente insignificante comparada 
 con la superficie total de la escalera. Apenas una millonésima parte. 
indudablemente, pero, es esta millonésima,  y solamente esta millonésima 
parte la que este tío vio,  en su gran 
entendimiento. 
Ernesto Cuántas veces somos 
asi y solamnete vemos los clavos, y no la espléndida escalera de la 
vida? Lejos de sorprenderme por sus comentarios,  este tío hizo ver lo que 
podría ser la única enseñanza,  si es que fuera necesaria,  de que cada 
ser que conocemos puede ser un maestro para nosotros. 
Desde este día en el que 
estuve en oposición a estas pequeñeces, he pensado en este tío 
mata-diversiones  y sus cuentos sobre los invisibles clavos de mi bella 
escalera, y me pregunto si estaré haciendo las mismas cosas que 
él. 
D/A  
   
  
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