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Hoy..Te Buscaré En Tierra Seca y Árida.
Las multitudes llegaron desde millas a la redonda
porque estaban escuchando de Juan, un mensaje
de esperanza y perdón bastante diferente a las
condenaciones religiosas que estaban acostumbrados a oír de los Fariseos. No es casualidad que Juan se “apareció en el desierto.
” Su mensaje de parte de Dios estaba dirigido a los
lugares desérticos de las personas, ahí donde las
cosas están mal, donde están torcidas, donde las
cosas están fuera de control. No estaba llevando un mensaje que les dijera a
las multitudes que eran pecadores perdidos y sin
esperanza y que no eran lo suficientemente buenos
como para adorar en el templo de la ciudad, un mensaje que escuchaban de los Fariseos todos los días. La Biblia está llena de imágenes que comunican
realidades profundas de nuestra vida. Entre las más contadas está la analogía de los lugares
desérticos, regiones secas y desoladas que más que sustentar
la vida, la quitan por completo. En el Medio Oriente hay un contraste muy marcado entre
los jardines bien regados y los tramos abiertos de desechos
de roca; entre ríos y corrientes y cañones áridos.
Nadie sobrevive mucho tiempo en el desierto. El desierto, seco y vacío, retrata una condición
espiritual en la cual las personas caen a causa de
su rebelión contra los caminos del Señor. Sólo piensa en el contraste que debió haber en las
mentes de las personas de Israel que estaban entre
el Jardín del Edén, de cuya naciente de agua salían
cuatro ríos importantes, y los vastos tramos de
desierto que los rodeaban por todas partes. Fueron guiados a través del desierto a la Tierra
Prometida, una tierra que bebía “el agua de las
lluvias del cielo” y era regada personalmente por
el Señor. Les había sido dicho que si lo desobedecían,
no habría lluvia y la tierra no produciría su fruto. Una de las palabras más comunes que los creyentes
usan para describir su condición espiritual, especialmente
después de cometer errores o de ser atrapados en
el remolino de esta vida en la tierra, es “sequía”. Lo que quieren decir con sequía, como lo descubrirás
en tu diario caminar, es que no se sienten cerca del
Señor. Aun cuando todos nosotros sabemos que
Él siempre está con nosotros y que nunca nos
abandona, podemos percibir arena desértica
invadiendo nuestro jardín exuberante.
Así se sentía David a veces: En Su misericordia y gracia, Dios convierte
nuestros lugares desérticos en estanques de agua; Él cambia los puntos vacíos y secos de
nuestra vida en ríos y corrientes de agua. Transforma el desierto en estanque de aguas, y la
tierra seca en manantiales. Hoy aunque me encuentre en tierra seca y árida
yo te buscaré Señor. Amén. Dr. Daniel A Brown.

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