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POEMA DE LA CITA ETERNA 
  Lo saben nuestras almas, 
más allá de las islas y más allá del sol. 
El trópico, en sandalias de luz, presto  
las alas, y tu sueño y mi sueño  
se encendieron.
  Se hizo la cita al mar... tonada de mis  
islas, y hubo duelo de lirios estirando  
colinas, y hubo llanto de arroyos  
enloqueciendo brisas, y hubo furia de  
estrellas desabriéndose heridas... 
Tú, y mi voz de los riscos,  
combatían mi vida.
  Se hizo al mar tu victoria, sobre palmas 
 vencidas...
  Fue paisaje en lo inmenso, 
una imagen de mar casi riachuelo, 
de río regresando, 
de vida, de tan honda, atomizándose. 
Y se dio cita eterna la emoción.
  El mar, el verdadero mar, 
casi ya mío... el mar, el mar extraño 
en su propio recinto...el mar 
ya quiere ser el mar sobremarino...
  El mar, tonada entretenida de mis islas, 
por traerse una flor de la montaña, 
se trajo mi canción en un descuido, 
mi canción más sencilla, 
la canción de mis sueños extendidos.
  Sobre el mar, sobre el tiempo, 
la tonada, la vela... 
La cita eterna, amado, 
más allá de los rostros de las islas 
 que sueñan.
  En el pecho del viento van diciendo  
los lirios, que en el pecho del mar dos 
 auroras se besan.  
  
Julia Burgos 
  
  
   
  
  
  
  
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