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Deja de
preocuparte
Deja ya
de preocuparte, de angustiarte tanto... por el mañana. Para la inmensa mayoría
el mañana... es el hoy.
-Deja ya de preocuparte, de atormentarte... por tantas cosas
secundarias que no necesitas ni son esenciales para tu vida. Evitarás muchas
congojas.
-Deja ya de preocuparte y de inquietarte... por nimiedades y por
pequeñeces... que tu mente suele acrecentar,
agigantar.
-Deja ya de preocuparte y de apurarte... por todo aquello que no
depende de ti ni está en tus manos ni bajo tu control. Eso sí, ten anclada tu
voluntad en la del Señor: «El viento mueve la veleta... no la torre». ¿Tú sé
torre!
-Deja ya de preocuparte y de torturarte por lo que han dicho o lo que
dirán. Tú actúa rectamente... y sigue adelante. Desaparecerán muchos de tus
problemas.
-Deja ya de preocuparte y de inquietarte... porque no has podido
ser... ni has obtenido aquello que tanto deseabas. La felicidad estriba en: «Ser
lo que ahora eres... y buscar la felicidad para los
demás».
- «Las preocupaciones acaban por comerse las unas a las otras... y al
cabo de diez años... uno se da cuenta de que sigue viviendo».
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