¿Dónde está el sol si nieva en la montaña? ¿Dónde el calor que azuza los sentidos? ¿Dónde el amor si el frío te desmorona? ¿Dónde y por qué lo puro sin latido?
La flor se muere. La naranja estruja. La ría se cuaja. La semilla... ¡Oculta!
Bailan los copos su ballet pomposo, con trino esbelto hacia el cojín del miedo y en los caminos el andante arropa con despilfarro su cabeza en celo.
Cuando el muñeco con vestidos rotos en sus golosos, pero estrechos labios, fuma la pipa que le puso un niño, cantan las risas con perfume blanco.
Y es que la nieve de Las Navidades tiene un secreto que nadie comprende... Cómo una estrella que en el cielo anduvo llegó a posarse sobre un frío pesebre.
Y es que la nieve de las Navidades tiene un secreto que nadie comprende, como El que Nace llaman Rey de Reyes y un buey y un asno su calor sostiene.
Mucha leyenda que en los Nacimientos se ve y se aspira cuando los visitas. Pastores, Reyes, San José en silencio y Virgen Madre que a su Niño mira.
Para aceptar La Fiesta más sublime bebe semilla oculta entre la nieve. Jesús El Niño, es incomprensible... Pero al mirarlo todo se conmueve.
La Luz más fuerte que te ciega en fuerza es El Espíritu Santo de Los Cielos y El Que es El Todo sin mostrar Su Rostro es Dios, El Padre, Indescriptible y Bueno.
Cuando se apague la ciudad brillante, que hizo muy bien en alumbrar El Hecho, pregunta Al Niño, que es ya, Jesucristo... ¿Dime que hago para ser tu siervo?
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