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-¡Papá! ¡Papá! ¿Qué es el tiempo?- -El tiempo, hijo, son los momentos que pasan, los minutos,
las horas, los días y hasta los años.- contestó el padre y siguió
arreglando el reloj grande con péndulo. -¡Mamá! ¡Mamá! ¿Qué es el tiempo?- -El tiempo, hijo querido, es el que paso contigo jugando, leyendo
un libro o mirando juntos los dibujitos.-contestó
la mamá y siguió cocinando la cena. -¡Abuelo! ¡Abuelo! ¿Qué es el tiempo? El abuelo se sentó cómodo en
su sillón, se arregló la boina,
sentó a su nieto en las rodillas, puso cara
de pensar y respondió: -El tiempo…, el tiempo, ¿sabes?,
son muchas cosas a la vez;
es este preciso momento en que estoy contigo, es el tiempo
que aprovechamos para estar juntos y
es esta historia que te relato ahora: -“…Hace mucho, pero mucho tiempo, en un país muy lejano,
nació un niñito, dicen que era blanco como la nieve y suave
como el algodón. Nació en la pobreza,
pero alegró el corazón de mamá y papá. El niño creció rodeado del amor de sus papás y en
el tiempo de ir a la escuela, como lo hacés vos ahora,
no pudo hacerlo porque en ese tiempo no había escuelas;
todo lo que aprendió se lo enseñaron sus padres
o los sacerdotes en la iglesia. Era un niño muy bondadoso que solía tomarse un tiempo
para escuchar a otros niños, jugar y ayudar a su papá
en la carpintería, igual que vos con tu mamá cuando
la ayudás a preparar la mesa para la comida. Ese niño se hizo grande, fue hombre, y…¿sabés
a qué se dedicó? A tomarse todo el tiempo necesario
para hablar con las personas, para escucharlas y poder
darles buenos consejos, y aún hoy después de que
pasaron mucho años, Él sigue con nosotros y continúa
hablándonos, escuchándonos y aconsejándonos
para que podamos vivir mejor en este tiempo.” -Abuelo, ¿vos te acordás del nombre de ese niño? -Si, pero deja que termine con la historia. -“…Hubo un tiempo en que el niño, se hizo hombre,
y llegó el momento de dejar fisicamente esta tierra.
El sabía que su tiempo aquí había terminado, pero se
iba contento por todo lo que pudo hacer y todo lo que
haría después. Hoy está acá, entre nosotros, está en tu corazón,
en el mío y en el de todas las personas…” -Abuelo, ya se como se llama. -Claro que lo sabés, porque mamá y papá
te hablaron de Él. -Me gustó la historia y ya entendí lo que es el tiempo. -Si, y ahora es tiempo de ir a cenar.-dijo el abuelo
dejando a su nieto en el piso. -Vamos que la comida se enfría. -Vamos. ¡Ah! ¡Su nombre es Jesús!-
y fue corriendo a lavarse las manos.


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