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  JESUS 
/ SERMON EN PARABOLAS 
  
SERMONES FAMOSOS DE 
JESÚS
  3. SERMÓN EN PARÁBOLAS (Mateo 
13:1-52)
  Parábola del sembrador (Marcos 4.1–9; Lucas 
8.4–8) 13 1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al 
mar. 2 Se le acercó mucha gente, así que él, entrando en la barca, se sentó, 
y toda la gente estaba en la playa. 3 Les habló muchas cosas por parábolas, 
diciendo: «El sembrador salió a sembrar. 4 Mientras sembraba, parte de la 
semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y la comieron. 5 Parte cayó 
en pedregales, donde no había mucha tierra, y brotó pronto, porque no tenía 
profundidad de tierra; 6 pero cuando salió el sol, se quemó y, como no tenía 
raíz, se secó. 7 Parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la 
ahogaron. 8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál 
a sesenta y cuál a treinta por uno. 9 El que tiene oídos para oir, 
oiga».
  Propósito de las parábolas (Marcos 4.10–12; Lucas 
8.9–10) 10 Entonces, acercándose los discípulos, le 
preguntaron: —¿Por qué les hablas por parábolas? 11 Él, respondiendo, les 
dijo: —Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los 
cielos, pero a ellos no les es dado, 12 pues a cualquiera que tiene, se le 
dará y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13 
Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni 
entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que 
dijo: »“De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no 
percibiréis, 15 porque el corazón de este pueblo se ha entorpecido, y con los 
oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, 
ni oigan con los oídos, ni con el corazón entiendan, ni se conviertan y yo los 
sane”. 16 »Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, 
porque oyen. 17 De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver 
lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo 
oyeron.
  Jesús explica la parábola del sembrador (Marcos 
4.13–20; Lucas 8.11–15) 18 »Oíd, pues, vosotros la parábola del 
sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene 
el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue 
sembrado junto al camino. 20 El que fue sembrado en pedregales es el que oye 
la palabra y al momento la recibe con gozo, 21 pero no tiene raíz en sí, sino 
que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa 
de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos es el que 
oye la palabra, pero las preocupaciones de este siglo y el engaño de las 
riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23 Pero el que fue 
sembrado en buena tierra es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y 
produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno. Parábola del trigo y la 
cizaña 24 Les refirió otra parábola, diciendo: «El reino de los cielos es 
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras 
dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se 
fue. 26 Cuando brotó la hierba y dio fruto, entonces apareció también la 
cizaña. 27 Fueron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: 
“Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene 
cizaña?”. 28 Él les dijo: “Un enemigo ha hecho esto”. Y los siervos le 
dijeron: “¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?”. 29 Él les dijo: 
“No, no sea que al arrancar la cizaña arranquéis también con ella el 
trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega, y al 
tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla 
en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi 
granero”».
  Parábola de la semilla de mostaza (Marcos 4.30–32; 
Lucas 13.18–19) 31 Otra parábola les refirió, diciendo: «El reino de 
los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su 
campo. 32 Esta es a la verdad la más pequeña de todas las semillas, pero 
cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas y se hace árbol, de tal manera 
que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus 
ramas».
  Parábola de la levadura (Lucas 
13.20–21) 33 Otra parábola les dijo: «El reino de los cielos es 
semejante a la levadura que tomó una mujer y escondió en tres medidas de harina, 
hasta que todo quedó leudado».
  Uso que Jesús hace de las 
parábolas (Marcos 4:33–34) 34 Todo esto habló Jesús por parábolas 
a la gente, y sin parábolas no les hablaba, 35 para que se cumpliera lo que 
dijo el profeta: «Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas 
desde la fundación del mundo». Jesús explica la parábola de la cizaña 36 
Entonces, después de despedir a la gente, entró Jesús en la casa. Se le 
acercaron sus discípulos y le dijeron: —Explícanos la parábola de la cizaña 
del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: —El que siembra la buena semilla 
es el Hijo del hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los 
hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la 
sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los 
ángeles. 40 De manera que, así como se arranca la cizaña y se quema en el 
fuego, así será en el fin de este mundo. 41 Enviará el Hijo del hombre a sus 
ángeles, y recogerán de su Reino a todos los que sirven de tropiezo y a los que 
hacen maldad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el 
crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el 
reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
  Parábola 
del tesoro escondido
  44 »Además el reino de los cielos es 
semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo 
esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel 
campo. La perla preciosa 45 »También el reino de los cielos es semejante a 
un comerciante que busca buenas perlas, 46 y al hallar una perla preciosa, 
fue y vendió todo lo que tenía y la compró. Parábola de la red 47 
»Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red que, echada al mar, 
recoge toda clase de peces. 48 Cuando está llena, la sacan a la orilla, se 
sientan y recogen lo bueno en cestas y echan fuera lo malo. 49 Así será al 
fin del mundo: saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los 
justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir 
de dientes. Tesoros nuevos y viejos 51 Jesús les preguntó: —¿Habéis 
entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: —Sí, Señor. 52 Él les 
dijo: —Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un 
padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas 
viejas.
  “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 
12:31) 
 
 
  
   
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