|    LA MUJER 
FUERTE
 Me 
acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días,
 mujer de saya azul y de tostada 
frente,
 que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía
 vi abrir el surco 
negro en un abril ardiente.
 
 Alzaba en la taberna, honda, la copa 
impura
 el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
 y bajo ese recuerdo, 
que te era quemadura,
 caía la simiente de tu mano, serena.
 
 Segar te 
vi en enero los trigos de tu hijo,
 y sin comprender tuve en ti los ojos 
fijos,
 agrandados al par, de maravilla y llanto.
 
 Y el lodo de tus 
pies todavía besara,
 porque entre cien mundanas no he encontrado tu 
cara
 ¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi 
canto!
 Gabriela 
Mistral       |