El Universo no nos juzga; 
sólo nos provee de consecuencias 
y de lecciones y de oportunidades
 para equilibrarnos y aprender a través 
de la Ley de la causa y el efecto.
La Compasión nace del reconocimiento
 que cada uno de nosotros lo estamos
 haciendo tan bien como podemos 
dentro de los límites de nuestras 
creencias y capacidades actuales.
Que yo alimente a los hambrientos, 
perdone un insulto, y ame al enemigo
 – Estas son grandes virtudes. 
Pero si tuviera que descubrir 
que los más pobres entre los mendigos 
y el más imprudente entre los 
ofensores están todos dentro de mí, 
y que yo sobrevivo necesitando 
de las limosnas de mi propia caridad; 
que yo mismo soy el enemigo 
que tiene que ser amado 
– ¿Entonces qué?
C. Gustav Jung.