| Tiempo de  retorno Vicente Herrera Márquez
 Te fuiste  una mañana clara de septiembre,
 cegada por el brillo atrayente de la  aurora.
 Batiste tus alas sedientas de otros cielos
 y enfilaste tu juventud  directo a las alturas.
 No te importaron, ni escuchaste los llamados,
 de  aquellas aves con mas vuelos en sus alas.
 No pensaste en raíces, en lazos  ancestrales,
 ni siquiera lamentaste el abandono del regazo.
 
 El tiempo  y muchas cartas ya han pasado,
 imagino que tu nido ya rebasa de  cansancio.
 Cuando sientas cerca el invierno tempranero;
 cuando el peso  pliegue tus alas escarchadas
 y el brillo de tus plumas no sea como  ayer;
 no lo pienses y comienza el vuelo de volver.
 No importa como vengas,  tampoco lo que traigas,
 no te preocupes de discursos ni presentes,
 no  pongas lamentos ni clemencia en tus palabras,
 en la vida no hay culpables ni  dueños de verdad.
 Solo ven con tu tesoro: el pasado y tus pichones,
 el  nido materno conserva el espacio que dejaste
 cegada por el brillo atrayente  de una aurora.
 Hoy son menos las caricias que te van a recibir
 solo son  dos brazos y manos de hombre viejo,
 pero que tienen el calor que tu madre te  dejó.
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