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             Poema del regreso     Vengo del fondo oscuro de una noche implacable, y contemplo los astros con un gesto de asombro.   Al llegar a tu puerta me confieso culpable, y una paloma blanca se me posa en el hombro.   Mi corazón humilde se detiene en tu puerta con la mano extendida como un viejo mendigo;   y tu perro me ladra de alegría en la huerta, porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.   Al fin creció el rosal aquel que no crecía y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:   Yo también he cambiado mucho desde aquel día, pues no tienen estrellas las noches del destierro.   Quizás tu alma está abierta tras la puerta cerrada; pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,   mírame dulcemente, sin preguntarme nada, y sabrás que no he vuelto ... ¡porque estaba contigo!       POEMA DEL SECRETO    Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía, y no volver el rostro para verte pasar.   Puedo apretar mis labios un día y otro día... y no puedo olvidar.   Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente, casi aburridamente, sobre un tema vulgar,   puedo decir tu nombre con voz indiferente... y no puedo olvidar.   Puedo estar a tu lado como si no estuviera, y encontrarte cien veces, así como al azar...   puedo verte con otro, sin suspirar siquiera, y no puedo olvidar.   Ya vez: Tú no sospechas este secreto amargo, más amargo y profundo que el secreto del mar...   porque puedo dejarte de amar, y sin embargo... ¡no te puedo olvidar   JOSE ANGEL BUESA       
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