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   Sin Segundas Intenciones Cuando los que estudian el comportamiento nos alertan acerca del crecimiento acelerado
 de las conductas egoístas,
 conviene recordar el planteamiento
 del grano de trigo y la vida infecunda.
 Si se vive encerrado en el espacio angosto de los intereses personales
 acaba uno por justificar cínicamente su egoísmo,
 argumentando razones tan banales
 como "todo mundo lo hace",
 o aquella otra que dice:
 "negocios son negocios".
 En la óptica cristiana,vivir es ocasión y posibilidad de plenitud.
 Quien sirve a los suyos y a la sociedad
 sin segundas intenciones,
 ateniéndose a motivaciones genuinas,
 termina encontrando el sentido de la vida
 y paladeando las primicias de la felicidad.
     
   
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