AÚN HAY TIEMPO, AMOR
Por las esquinas grises de la vida 
asoma frío y trágico el invierno, 
trae la nieve y la noche 
y el viento que descuelga de las ramas 
las efímeras hojas. 
  
Mas aún hay tiempo, amor, 
para exprimir la dicha 
y escanciar en el alma los abrazos. 
Gocemos los instantes 
con avidez, como el desierto absorbe 
las gotas rezagadas del diluvio. 
  
Sintamos las mañanas, 
son un regalo insólito, una joya 
reverberando al sol. 
Que un cántico resbale por los labios 
saturados de besos, 
que los pechos abriguen 
rosales florecidos en el tálamo 
placentero de otoño, 
que las caricias fluyan amorosas 
como inauguración 
de apasionado encuentro. 
  
Riamos como niños 
con cualquier tontería, sin angustias, 
juguemos con la luz, 
con el aire, la tierra, el agua, el fuego, 
y con las flores del jardín oscuro, 
ajenos a las horas. 
En mágico escenario 
manejemos los títeres sombríos 
entre las bambalinas, 
y encendamos estrellas luminosas 
sobre el plató soñado. 
 
Subamos a los montes, 
surquemos las quiméricas mareas, 
volemos como pájaros sin nido, 
alcancemos la luna, 
¡nos espera aún la vida!.