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  DESTINO  Y LIBRE ALBEDRIO   No  nacemos en nuestra familia por accidente ni por casualidad. Elegimos las  circunstancias y preparamos un plan para nuestra vida antes incluso de ser  concebidos. Nos ayudan en esa preparación los seres espirituales llenos de amor  que después nos guían y protegen mientras estamos en el cuerpo físico y se va  desarrollando el plan de nuestra vida. Podemos llamar destino a los hechos que  van desarrollándose después de que los hayamos elegido. Existen  pruebas importantes de que vemos los principales acontecimientos de la vida que  tenemos por delante, los puntos de destino, en la etapa de preparación que  precede a nuestro nacimiento.  Ya  está programado quiénes serán las personas más importantes que conoceremos,  cuáles los reencuentros con almas gemelas y compañeros del alma, incluso los  lugares en los que sucederán estos hechos. Algunos casos de déjá vu, esa  sensación de haber estado antes en un sitio o de haber vivido un momento, pueden  explicarse como un vago recuerdo de esa anticipación de la vida que está  cristalizando en la vida física que vivimos. Lo  mismo sucede en el caso de la gente. Las personas “atrapadas” en una tragedia  suelen preguntarse si el plan de su vida se ha visto alterado de algún modo. La  respuesta es negativa. Todo tiene su razón, y en el curso del destino no existen  casualidades. Aunque  todos los seres humanos tenemos un plan vital, también tenemos libre albedrío,  lo mismo que nuestros padres y todas las personas con las que nos relacionamos.  Nuestras vidas y las suyas quedarán afectadas por las elecciones que hagamos  mientras estemos en estado físico, pero los puntos del destino sucederán de  todos modos. Conoceremos a las personas que proyectamos conocer y nos  enfrentaremos a las oportunidades y los obstáculos que habíamos previsto mucho  antes de nacer. Sin embargo, la forma de desenvolvernos ante estas situaciones,  nuestras reacciones y decisiones subsiguientes son las expresiones de nuestro  libre albedrío. El destino y el libre albedrío coexisten e interactúan  constantemente. Son cosas complementarias, no contradictorias.  Brian  Weiss.              |