| 
   EXPERIMENTANDO  LAS COINCIDENCIAS   Las  coincidencias significativas pueden producirse en cualquier momento. Nuestro día  puede ir transcurriendo cuando, en apariencia sin aviso previo, un hecho extraño  atrae nuestra atención. Podemos pensar en un viejo amigo que no se nos cruzó por  la mente durante años; más tarde, cuando ya lo olvidamos por completo, al día  siguiente nos encontramos con esa persona. Del mismo modo, podemos ver en el  trabajo a un individuo que nos gustaría conocer y ese mismo día encontrar a la  mismísima persona sentada frente a nosotros en un restaurante. Las  coincidencias pueden implicar la llegada oportuna de una información especial  que queremos pero no tenemos idea de cómo conseguir o la repentina toma de  conciencia de que nuestra experiencia con un hobby o interés anterior era una  preparación para llevarnos a una nueva oportunidad o un nuevo trabajo. Más allá  de los detalles de una coincidencia en particular, sentimos que es muy poco  probable que haya sido producto de la suerte o una mera casualidad.  Cuando  una coincidencia atrae nuestra atención, nos quedamos asombra¬dos ante el hecho,  aunque sea nada más que un instante. En algún nivel, sentimos que esos hechos  estaban destinados de alguna manera a ocurrir, que debían ocurrir en el momento  en que ocurrieron para orientar nuestras vidas en una dirección nueva y más  inspiradora. James  Redfield.  
 
 
 |