|   FELICIDAD  MENTAL   La  gente habla de la paz mental.  La  felicidad mental es un estado de paz en el que no hay trastornos ni violencia.  La  paz interna crea fe en el intelecto.  La  flauta de la felicidad suena de manera suave y constante en la mente de los que  tienen esta fe, es decir, en los que han alcanzado la sabiduría del conocimiento  espiritual. No importa lo adversa o difícil que pueda ser una situación, no se  tiene miedo, porque el poder de la fe garantiza una victoria final.  A  medida que el intelecto se aligera con la sabiduría espiritual, hay menos  cambios de estado de ánimo y menos dudas en el corazón.  Una  persona se vuelve más capaz de saldar sus cuentas de dolor y sufrimiento cuando  mantiene una cuenta sana de felicidad. En un mundo en el que todas las  relaciones tienen felicidad y sufrimiento, la lección principal que hay que  aprender sobre  La  felicidad es prosperidad que proviene de la autosoberanía. Autosoberanía  significa tener dominio sobre la mente, el intelecto, las tendencias de la  personalidad y los sentidos físicos del cuerpo, estar completo con todos los  poderes y todas las virtudes, así como alcanzar el equilibrio entre las  características masculinas y femeninas. En cada alma humana existe un estado de  perfección. En la búsqueda espiritual de esa perfección, el intelecto pasa por  un proceso de redescubrimiento de su naturaleza divina.  La  felicidad no tiene precio. La felicidad no se puede comprar, vender ni negociar.  La felicidad la consiguen aquéllos cuyas acciones, actitudes y características  son puras y desinteresadas.  En  otras palabras, la calidad de la conciencia y las actividades de las personas  determinan la riqueza de su vida.  Sin  embargo, la estabilidad social, económica y política se consideran fuentes de  felicidad y de disfrute en la vida pero, cuando alguna de ésas áreas no  funciona, desciende el nivel de felicidad en las personas. Cuando todos estos  recursos se enfocan en las infraestructuras socioeconómicas, en detrimento del  desarrollo del carácter moral y espiritual de las personas, cambia el orden de  las prioridades en la vida y la felicidad disminuye gradualmente. Los valores  morales y espirituales ayudan a reevaluar las prioridades y permiten que se  tomen medidas proactivas y preventivas en los momentos oportunos.  El  camino de la felicidad está sembrado de oportunidades de oro. Por cada paso que  se da hay garantizado un retorno de riqueza incalculable.  Las  acciones realizadas a lo largo del camino se convierten en la pluma para trazar  las líneas de la fortuna.  Hay  una mayor felicidad entre las personas que recorren juntas el camino y, mediante  acciones colectivas, trazan las líneas de la fortuna en el escenario viviente  del mundo..  Autor  Desconocido     
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