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     Siempre había anhelado vivir la experiencia  de manejar un velero solo en el mar, al observarlos  desde la orilla me emocionaba ver su suavidad,  la vela henchida al viento me transmitía  una experiencia única de libertad, Además de tener  la sensación de ser solamente la embarcación  y yo, me hacía pensar en la fuerza de conducir  por uno mismo la propia vida como único responsable  de su propia libertad para dirigirse a donde uno mismo decida.          Y la oportunidad se presentó  en un día maravilloso, con un fuerte viento que  garantizaba una veloz trayectoria, le pregunté  al encargado por alguna embarcación disponible  y me ofreció un catamarán que al parecer era  el más rápido, por supuesto le informé de mi  inexperiencia para navegar, su explicación fue  tan simple y sencilla que no vi obstáculo alguno  para lograrlo, y de inmediato me hice a la mar y  efectivamente tomó una velocidad extraordinaria,  después de dos horas de navegación mar adentro  empezó el sufrimiento cuando intenté regresar,  las velas se me enredaban, y en lugar de retornar  me alejaba aún más, después de batallar con el  mar, las cuerdas y las velas; no tuve más  remedio que pedir auxilio a una embarcación  que milagrosamente pasaba, la cual me  remolcó al punto de partida, por supuesto  reclamé al encargado: "No podía regresar,  pues los vientos estaban en mi contra,  usted no me indicó nada al respecto". A lo cual  sencillamente me contestó: Cuando los vientos  están en contra, usted debe saber manejar las velas.  Con lo cual comprendí que uno no puede manejar la   dirección del viento, pero sí las velas y asimilé que  ante la adversidad uno debe desarrollar la habilidad  de convertir los problemas en oportunidades.            Web set Copyright © 2010 ~Gugu~All Rights reserved |