|   Piedra Libre El padre juega con sus criaturas.La cara vuelta contra la pared
 y el brazo levantado hasta los ojos,
 está contando como si llorara.
 Y mientras cuenta sus criaturas crecen,
 van por el mundo, suben escaleras,
 se enamoran o estudian geografía.
 Cuando termina de contar, el padre
 entra en los cuartos y revisa muebles.
 Apenas ve. ¡Quién apagó las luces?
 Su voz, que ha enronquecido, los invita
 a dejar de una vez sus escondites.
 Y los hijos, regresan, jubilosos.
 ¡Cómo han crecido! Son casi tan altos
 como los sueños que en su juventud
 solían desvelarlo dulcemente.
 ¡A contar! ¡A contar! -exclama el padre.
 (los grandes siempre vuelven a ser niños).
 Y los hijos se apoyan contra el muro,
 hunden la frente entre los brazos. Cuentan.
 Y mientras cuentan -once, doce, trece…-
 el padre se va haciendo pequeñito.
 Cuando terminan de contar lo buscan.
 Lo buscan, pero el padre no aparece.
 Se ha escondido debajo de la tierra.
   Antonio Requeni
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