|   Los Adioses Adiós, amor, adiós, divina lumbre
 que daba claridad a mis sentidos.
 Adiós, adiós, dulcísima costumbre
 de amar, de ser, de oír, de haber vivido.
 Todo se me hace extraño reencuentro, volver a la Gran Rueda comenzada,
 empezar desde el linde de la nada,
 sacarse toda la pasión de adentro.
 Esto que fui ya tiene lastimeradesolación de ruina que persiste.
 Adiós, adiós. Es sumamente triste
 la hora de partir, la postrimera.
 Entre uno y otro extremo está la vida,entre el ser y el oscuro acatamiento.
 Adiós. Me ocupa todo el sentimiento
 esta costumbre que llamamos vida.
 Si sucesivamente retornara en los rostros oscuros y diversos,
 vuelva la melodía de estos versos
 donde otro yo con este yo soñara.
 Con el que quiere despuntar, y ahora,ya casi desprendido de envoltura,
 tienta en la oscuridad la forma pura
 y sobre muros derribados llora.
 Soy el puñado de ceniza ardienteque de la Nada quiere levantarse,
 hasta que al fin, definitivamente,
 escuche la señal de dispersarse.
 Don Leon Benarós
 
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