| EL VIAJERO Y EL MORIBUNDO
 
 Hace tiempo, un viajero visitaba el desierto de Egipto.
 Llevaba consigo mucho dinero, ropaje lujoso y varios saquitos llenos de
 monedas de oro.
 
 Sucedió que, visitando una de las pirámides, el hombre dejó olvidados dos
 saquitos de monedas de oro.
 El viajero se dio cuenta de su olvido cuando ya llevaba varias horas de
 haber abandonado aquella pirámide.
 Con gran enojo decidió regresar en busca de su oro.
 
 Cuando estaba cerca de la pirámide descubrió a un hombre moribundo que había
 agotado toda su comida y sufría desesperadamente por algo de comida y agua.
 Estaba a punto de morir y no había nadie que le pudiera prodigar auxilio.
 
 El viajero se bajó de su camello y él mismo le dio alimento y bebida al
 pobre hombre.
 Después, los dos regresaron a la ciudad y, desde entonces, fueron muy buenos
 amigos.
 
 Años más tarde, cuando el viajero contaba esta anécdota, exclamaba con
 júbilo:
 "Pensar que me lamentaba de haber olvidado aquellos sacos de oro en las
 pirámides.
 Si no hubiera sido por eso, yo no hubiera regresado para ayudar a aquel
 hombre, y, seguramente, él habría muerto".
 
 Los acontecimientos de la vida son misteriosos, pero si de algo debemos
 estar seguros es de que en cada situación que vivimos se nos presentan
 siempre dos opciones: Tenemos la oportunidad de huir, odiar o traicionar...
 o la oportunidad de crecer, madurar, amar y ayudar a los demás.
 
 |