
Vengo de tu jardín de altos aromas, 
con esta flor que embriaga como un vino. 
 
Quizás por eso fue que en el camino 
me siguió una bandada de palomas. 
Y ahora, en mi huerto, en esta entristecida
paz del que nada odia y nada ama,
 
me tropiezan los pies con una rama 
seca y rota, lo mismo que mi vida. 
Y, como quien regresa del olvido
y se hermana al dolor de otra derrota,
 
pongo la flor sobre la rama rota 
para hacerle creer que ha florecido.
 
 
JOSE ANGEL BUESA