| Ayer, en la Plaza Nueva,--mi vida, no vuelva a hacerlo--
 te vi besar a mi hijo,
 a mi hijo, el más pequeño,
 y cómo lo besarías,
 ¡ay, Virgen de los Remedios!
 que fue la primera vez
 que tú me diste un beso.
 Llegué a mi casa corriendo
 alcé mi niño del suelo
 y, sin que nadie me viera,
 como un ladrón en acecho,
 en su cara de amapola
 mordió mi boca tu beso,
 ¡Ay, qué alegría y qué pena
 quererte como te quiero!
 Mira: pase lo que pase,
 aunque se hunda el firmamento,
 aunque la tierra se abra,
 aunque lo sepa to' el pueblo
 y ponga nuestra bandera
 de amor a los cuatro vientos,
 ¡sígueme queriendo así
 tormento de mis tormentos!
 ¡Ay, qué alegría y qué pena
 quererte como te quiero!
 Rafael de Leon
 Un café...?
 
 zumo... 
 fruta... 
 pan... 
 bolleria... 
 brownies... 
 completo... 
 tarta... 
 chocolate con churros... 
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