|   ¡Qué maravillosa misión que tenemos!  Solo nos debemos que dedicar a amar a Jesús, a amar a María.  Ésta es nuestra misión, y hay que cumplirla con alegría, sabiendo  que no hay misión más noble en el universo que la de amar al Señor y a su Madre.  Y una forma de demostrarles nuestro amor a Ellos,  es amando a nuestros prójimos, a nuestros hermanos,  especialmente a los que más sufren, ya que en ellos sufre el mismo Cristo,  consolando al hermano, consolamos al mismo Jesús, y por ende, a su Madre.
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