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Vive feliz, vive en paz, que nada te altere, que nada sea capaz de quitarte tu paz… ni la fatiga, ni tus fallos. Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca antes que nada, todo aquello que te llene de la paz de Dios.

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