Transite con calma entre
las preocupaciones
y la prisa y no rechace a
la paz del silencio.
Muestrese sereno y
tranquilo
a su verdad y escuche a
los demás,
aún a los pobres de
espíritu;
ellos también tienen que
decir.
Evite los ruidosos y los
agresivos;
ellos hieren el espíritu.
Comparándose con los
demás,
evite la vanidad y el
dolor porque siempre
habrá gente abajo y por
encima de usted.
Goce sus victorias como
sus proyectos.
No desprecie su carrera,
por más humilde que sea;
ella será un bien en las
incertidumbres del mañana.
Sea fiel a sí
mismo.
Por encima de todo, nunca
finja afección.
Acepte de buen grado las
ponderaciones de la edad;
no se encariñe a los
bienes de la juventud.
Ejercite la fortaleza de
ánimo para garantizarse
en los desastres
súbitos.
Adopte una disciplina
saludable,
pero no se agote por
ella.
Usted es hijo del
universo como los árboles y
las estrellas y tiene el
derecho de estar aquí.
Esté, pues, en paz con
Dios, con su Dios;
y sean que cuáles sean sus
luchas y sus ideales,
viva en paz con su alma,
aún en lo fragor de las batallas.
Acepte las imposturas y
las decepciones,
el mundo aún es bello.
Tenga cuidado. Busque ser
feliz”.
Que este mensaje de
serenidad penetre en su corazón
y que su corazón sea
tierra fértil
para producir frutos
buenos que permanezcan
por todos los días de su
vida!
Ciertamente, el autor de
ese mensaje
intentó encarnarla en su
propia vida;
creyó en lo que escribió y
escribió para
que todos creyeran que la
serenidad es un
camino para la felicidad,
sobre todo, interior, del
corazón.
Haga la experiencia de la
serenidad!
Por tanto le pido a Dios
que
lo ayude con su espíritu
de amor.
Orlando Gambi