Jesús dijo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Juan 6:47 |
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Creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos. Hechos 15:11 |
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¿Cómo lee usted?
¿Forma usted parte de los que han leído la Biblia y tienen la impresión de no haber sacado ningún provecho? Sin embargo, la Biblia no es simplemente uno de los libros más vendidos o un curso de moral, sino que “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16). La Biblia es “la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23); comunica gratuitamente lo que anuncia, especialmente una vida nueva. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). Las promesas que presenta para la vida del creyente son ciertas y aseguran su completo desarrollo por la eternidad. Entonces, ¿Por qué algunos se paran en el camino y otros tropiezan? Porque se conformaron con la apariencia del Evangelio. Saltaron de un pasaje a otro y no le dejaron el tiempo necesario para que actuase a fondo. También puede suceder que hayan leído la Palabra como un libro más, sin permitir que su contenido penetrase en su corazón. Leer la Palabra sin profundizar en ella es como acercarse a un árbol sin comer su fruto. Es necesario someterse a la Palabra, invocar a Dios para recibir la vida, dejar que nos interpele, tomar en serio lo que nos dice y actuar en consecuencia. Entonces el poder divino que está en ella empieza su obra transformadora. La Palabra nos revela a un Dios que no se impone, sino que espera un gesto de fe de parte de cada uno para intervenir en su vida.
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