Primero colocamos toda la fruta en piezas enteras en una olla a presión con un litro y medio de agua. Cocinamos durante 20 minutos. Luego sacamos la fruta y la dejamos enfriar. Dejamos el agua de la cocción en la olla.
Una vez fría la fruta, la cortamos por la mitad, le quitamos los huesos y la parta blanca. En un coladero, aplastamos las pieles para sacar el zumo y lo reservamos. Cortamos las pieles en rodajas de un grosor medio.
A continuación ponemos en una olla muy grande el líquido de la olla a presión, el zumo, las rodajas de las pieles, el azúcar y el agua restante. Llevamos a ebullición.
La mezcla debe seguir hirviendo hasta que espese. Para comprobar si está, cogemos un poco de mermelada y la dejamos en un plato. Si se forma un gel, ya está lista.
Por último, dejamos enfriar la mermelada y la ponemos en botes de cristal herméticos.
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