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¿Qué es la verdad?

Este fue el tema dado para que los estudiantes de un curso de secundaria hicieran un trabajo de filosofía. Los alumnos, animados por el debate, buscaron en sus libros reflexiones de filósofos conocidos: «No hay una verdad universal». «Cada uno cree lo que quiere». «Cada uno tiene su verdad»… Uno de los jóvenes dijo que la vida carece de referencias estables y seguras, y que esto lo desanimaba.
Sin embargo hay una certidumbre que es bueno recordar a los corazones sedientos de verdad: Dios existe, nos ama y nos revela la verdad. Sabemos que existe porque la creación no puede ser el producto del azar. Estamos seguros de que nos ama sencillamente porque nos lo ha dicho en su Palabra, la Biblia. Incluso se preocupó por venir hasta nosotros bajo una forma humana, especialmente para hablarnos de manera comprensible y verdadera. Dios envió a la tierra a su Hijo Jesucristo. Él nos declaró la verdad sobre lo que somos, pero también nos amó. Y precisamente para dar un sentido a nuestra vida, el Señor Jesús declaró de parte de Dios: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Sí, el Dios que no puede mentir nos dio certidumbres para nuestra vida diaria en esta tierra, y también para el más allá. Para los que confiamos en él, esas promesas de Dios son bases sólidas, y la Biblia nos las explica. La Palabra de Dios es la verdad.