| Tú has de volver a mí ¿cuándo? |
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Pero, has de retornar ¡lo he presentido!
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Tú volverás a mí, cual vuelve el ave
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tras larga ausencia al suspirado nido.
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| Retornarás, cual la abatida nave |
| regresa al puerto que juzgó perdido; |
| y encontrarás una sonrisa suave |
| y el fuego de mi amor siempre encendido. |
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| Te aguardaré paciente en el sendero, |
| desde la aurora hasta el fulgor postrero |
| del astro rey. Y cuando Febo vierta |
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| su luz de plata, encenderé mi cirio; |
| para aguardar con férvido delirio, |
| que amante vuelvas a tocar mi puerta. |