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SECRETOS
Anhelos jamás confesados ni a nosotros mismos en nuestra más estricta intimidad, deseos imposibles, ilusiones que rayan la quimera… ¿Quién no los tiene? Es ese lado secreto que en realidad, en mil ocasiones, es lo que verdaderamente refleja el espejo al que nos asomamos, por mucho que para no verlo nos coloquemos frente a él con la luz apagada. Es la parte más real de nosotros, la que más nos identifica y desmarca de la manada.
Unas veces apagamos la luz porque ese "secreto" no es políticamente correcto, otras porque ni siquiera somos capaces de identificar qué es exactamente eso que anhelamos pero que se nos escapa al entendimiento, otras porque es tan difícil defenderlo a capa y espada de las servidumbres que nos aplastan en la vorágine de la rutina diaria que nos amparamos en ese "Mañana empiezo" para lo mismo decir mañana. Y ese mañana se nos convierte en nunca, porque somos cobardes, o incapaces, o indolentes para vivir ese secreto de tumba como debiéramos. A veces incluso por un exceso de bondad, o de respeto a los que nos rodean, por no hacer daño.
A veces por miedo a conseguirlo…
Lo cierto es que esas intenciones en muchos casos se quedan en eso, en intenciones, en una promesa que nos hacemos, una y mil veces rota, de aceptar el reto y al menos intentar ganarlo. Una y mil veces traicionarnos... Desde luego, siempre hay quien de verdad lo intenta. E incluso gana. Eso es ganarse a sí mismo, el premio es uno mismo. ¡Casi nada...! Merece la pena lanzarse el guante y recogerlo. Y luchar con ahínco por ello. Conquistar el lado “oscuro” de uno mismo es poner una bandera en la luna.
Neskatilla
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