Y volé...
donde alcanzaban tus deseos, donde el miedo me lo permitió, donde el corazón fijó su peso donde el respiro se liberó.
Llena de polen fértil de sueños, llena de fuego en las entrañas, llena de savias y tus reflejos llena de verbos que en tu tú, conjugaban.
Y volé...
Hacia un edén repleto de luz, hacia el sur anatómico de tus ojos, hacia el recodo más retorcido del tú, hacia el latir y la actitud de tu arrojo.
Con el alma al filo de lo imposible, con lo firme comprendiendo el paisaje, con el lenguaje de nuestros duetos, con sentimientos incalculables.
Y me quedé... para repetirlo siempre, para cederte el mismo sabor, por el amor que compenetre y por un trueque con tu corazón.
Esencia
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