Debéis, pues, prepararos de antemano, y cuando seáis libres en vuestro cuerpo
, en vuestros pensamientos y en vuestros sentimientos, cuando hayáis escapado,
por fin, de esta prisión que es la vida cotidiana, empezaréis a elevaros internamente:
sentiréis que existe una nueva vida, vasta, amplia, profunda; y os sentiréis tan dilatados,
tan extasiados, que os elevaréis hasta otra región…
Una región que, en realidad, está dentro de vosotros: si, esta vida divina fluye dentro de vosotros.
Y entonces, por fin, llegáis a vivir, por un momento, la verdadera vida.
Así es como el mundo divino empieza a despertarse en vosotros y luego ya no podéis olvidarlo;
tenéis la certeza de que el alma es una realidad, de que el mundo divino existe y de que está poblado por innumerables criaturas. ¿Por qué esta certeza? Porque habéis logrado desencadenar
unas fuerzas todavía desconocidas, unas fuerzas mucho más poderosas y benéficas,
mientras que antes estabais atrapados en un engranaje de fuerzas hostiles que os carcomían hasta aniquilaros…
La meditación es una cuestión psicológica, filosófica, un acto cósmico de la mayor importancia”.