Iba a la escuela por el más largo camino tras dejar, soñoliento, la sábana de lino, y la cama bien tibia, cuyo recuerdo halaga sólo al pensarlo ahora; aquel San Luis Gonzaga de pupilas azules y risa cabellera que velaba los sueños desde la cabecera.
Aunque yendo despacio al fin de la callejuela acaba, y estábamos al frente de la escuela con el ?Mantilla? bien oculto bajo el brazo; y haciendo, en el umbral, mucho más lento el paso. Y entonces era el ver la calle más bonita, más de oro el sol y más fresca la mañanita.
Y después, en el aula, con qué mirada inquieta se observaban las huellas rojas de la palmeta sonriendo no sin cierto medroso escalofrío, de la calva del dómine y su sueño sombrío… Pero, ¿quién atendía a las explicaciones?… ¡Hay tanto que observar en los negros rincones!
Y, además es mejor contemplar los gorriones en los hilos: seguir el áureo derrotero de un rayito de sol o el girar bullanguero de un insecto vestido de seda rubia o una mosca de vellos de oro y alas color de luna.
Hola mis gaviota, que hermoso es ver como elevan sus alas en este su vuelo, gracias por dejarme formar parte de sus vidas ser una pequena parte en su historia.. que tengan la mejor semana llena de fe, de suenos, de meta, con el amor, la salud y la abundancia en sus vidas