El corazón y la razón

El corazón sigue latiendo para que razone el cerebro y, de ese modo,

el ser humano pueda vivir con el debido raciocinio, por ende,

actuando con lógica en todos los quehaceres.
Todas nuestras actitudes son razonables; digamos que todo

se debe hacer con el debido razonamiento puesto que, para ello tenemos

un cerebro que nos dicta lecciones. Si pensamos y razonamos es cuando

 discernimos entre el bien y el mal, entre tantos quehaceres que

el ser humano puede llevar a cabo en la vida.
Dicho así, parece que estoy actuando con frialdad, como si de una máquina

 programada se tratare. No es eso. Cuantas veces, al llegar la noche,

 nos hemos arrepentido de no habernos dejado el corazón encima del piano

y haber actuado con la lógica del cerebro.
Nos engañan cuando damos rienda suelta al corazón y olvidamos la razón,

 de lo contrario, no existiría el engaño ni la pena que nos produce sentirnos

traicionados. Dicen, y creo que es cierto que, para triunfar, para lograr

 los objetivos que la gente se propone, todos, sin distinción, se olvidan

del corazón y sólo utilizan la razón. Ciertamente es así pero,

 ¿estamos todos preparados para este evento?
Al margen del sentido lógico de la vida y la propia existencia, es sencillamente

apasionante cuando el corazón aplasta a la razón, especialmente,

cuando se habla del amor. Todos, sin distinción, hemos sentido esta sensación

 inigualable que, tanta felicidad nos ha dado. Cuándo manda el corazón,

 ¿qué importa la razón si en verdad estás viviendo? Te enamoraste,

 cerraste los ojos, lo dejaste todo, te olvidaste de tu cerebro y, desde ese instante,

lograste ser feliz. Y es cierto puesto que, si algo no se razona en este mundo,

es el amor. Nadie, enamorado, puede atender a razones ni consejos.

Es que, si el amor se razonara como ocurre con el dinero, los negocios

 y todas las demás cosas de la vida, ya no sería amor, sería, ante todo,

una acción más razonada que, con toda la frialdad del mundo, acabaría

con las pasiones del ser humano cuando vive enamorado.
Decía Oscar Wilde aquello de " Procura que tu corazón no aplaste tu razón.

 Sería algo así como abrir las puertas de la locura" Pero de esas locuras

se alimenta el mundo. Nadie, enamorado, puede atender a razones.

Ahí están las pruebas. En ocasiones, se forman las parejas más "absurdas"

vistas bajo el prisma de los demás. No seré yo quien se atreva a enjuiciar

 a alguien que viva enamorado.
El corazón y la razón, ¿con cual té quedas? Para vivir, la razón;

Para amar, el corazón, la pasión y la bendita locura que produce vivir enamorado,

 sensación que todos hemos vivido alguna vez. Pobre del que no haya sentido

 la locura del amor y se haya sentido desposeído de toda razón.

Seguro que no ha vivido.

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Feliz dia amigas