Un día com
o el de hoy, pero del año 2005, muere, en Guatemala, el padre Jon Cortina. Había nacido en Bilbao (España) en 1934. Cuando tenía 2 años, su familia huyó a Francia , cuando su pueblo Guernica, durante la Guerra Civil, fue destruido por las tropas de Franco y la fuerza aérea nazi. Sus primeros años, viviendo lejos del país vasco, lo marcaron para siempre y lo llevaron a unirse a la Compañía de Jesús, a una edad temprana. Luego de ordenarse sacerdote jesuita, fue enviado a El Salvador en 1955, donde radicará la mayor parte de su vida. Era Licenciado en Filosofía, Humanidades y Doctor en Ingeniería Civil. Mientras ejerció su sacerdocio, ayudó a las comunidades en el diseño y construcción de puentes y urbanizaciones. Durante los años 70, fue párroco en Aguijares, junto al padre Rutilio Grande (amigo personal de Monseñor Romero), quién murió asesinado por fuerzas paramilitares junto a otros compañeros. Particularmente afectado por las desapariciones de niños, durante el conflicto armado y los sistemáticos crímenes de la dictadura salvadoreña, dicidió fundar una Asociación de búsqueda, para ayudar en la localización de los menores. Este jesuita, trabajó incansablemente por la justicia y en la defensa de los derechos de los más desposeídos. “La esperanza – sostenía – es revolucionaria. Desestabiliza el sistema. Mientras haya gente que lucha, hay motivos para la esperanza”.