Argomento precedente
EL AMOR ADELGAZA
Uno no sabe nunca lo que le va a ocurrir mañana.
Sales a la calle, te encuentras con alguien
y sin querer, parece como si ya le hubieras visto.
Es como si las personas tuviéramos un instinto
que nos hace creer que tu o tu o tu, sois
la persona que ayer dije al oído
si me cuentas un cuento te dejo un sitio
aquí, aquí, bien cerquita de mí.
Y después, cuando la vuelves a ver,
esa persona te sigue esperando.
Sentada, pensativa, deseando,
sonriendo mientras te vas acercando
tornando los ojos, derritiendo tu cuerpo
que es un hielo con textura de miel.
Y sabes quién es, y te sientes seguro,
y te quitas el escudo que hace unos días decías
si alguien me ataca, esto, me podrá defender.
Y sueltas un beso como si fuera un "hola, ¿qué hay?"
posando tus labios en los labios ajenos
rellenando los huecos con ese calor y ese fuego
que quema lo malo y enciende lo mejor de ella y de él.
Y es que el amor tiene cosas, que no tienen las demás.
Acelera los corazones, hace temblar las piedras,
invita a probar el veneno más dulce como si fuera un pastel,
y encima, te llena la tripa de tal manera,
que no te hace falta ni comer.
Por eso, si ven a alguien muy delgado
piensen que está enamorado,
y no como yo, que a este paso
o me echo una novia pronto o
con las existencias de la nevera arraso
y si hubiera un camello, me lo comía también.
COMUNERO
Primo 
