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LA MUERTE
¿Cómo será?
¿Cómo sabe a quién se tiene que llevar
si nadie la ha dado nombres?
Y siempre está.
Detrás de mí,
detrás de tí,
al lado, leyendo lo que trato de escribir.
Sonriendo siempre,
susurrando alegre,
contenta, o contento,
no se sabe si es mujer o hombre,
o igual es travesti.
El caso que ahí está.
Con su traje de monje,
con un disfraz de esqueleto,
con guadaña,
y esos ojos de misterio
que, no sé si ustedes lo habrán visto,
pero hay gente que se pintan igual.
En fin.
Si lo pensamos un poco,
es una compañía.
Si te encuentras solo
te va contando lo que te ha ocurrido en la vida
y tu, medio dormido,
como en un sueño,
lo vas recordando
y parece que lo estás viendo,
situaciones,
palabras,
personas que se van cruzando a cada paso que das
y que ya no están.
Ya no están en la vida real,
pero si en tu fantasía.
¿Ves?
La muerte es
como una abuela que te va leyendo
las páginas que has escrito
y que, otros,
los que quedan,
transmiten a los que vengan detrás.
Es como una hilandera,
y nosotros la madeja.
Ella va cosiendo y cosiendo
y si llega el momento
de que ya no hay más hilo
deja de hacer lo que estaba haciendo
y termina su faena.
Así debe ser.
Lo que ocurre es
que ninguno nos damos cuenta,
o no nos queremos enterar.
Todos sabemos que un día llegará
que la madre Tierra nos acogerá
con los brazos abiertos.
Como si fuera la boca de un niño
que se abre para que recibir su alimento
y nosotros, como granitos de arena en la playa del mar,
formaremos parte de su cuerpo.
Así que la muerte será como una mágica mamá
siempre cerca,
siempre atenta,
siempre alrededor nuestro.
Te cuenta un cuento,
tu te vas durmiendo,
acerca sus labios para darte un beso,
y, cuando te lo da,
comienzas a soñar.
COMUNERO
¿Cómo será?
¿Cómo sabe a quién se tiene que llevar
si nadie la ha dado nombres?
Y siempre está.
Detrás de mí,
detrás de tí,
al lado, leyendo lo que trato de escribir.
Sonriendo siempre,
susurrando alegre,
contenta, o contento,
no se sabe si es mujer o hombre,
o igual es travesti.
El caso que ahí está.
Con su traje de monje,
con un disfraz de esqueleto,
con guadaña,
y esos ojos de misterio
que, no sé si ustedes lo habrán visto,
pero hay gente que se pintan igual.
En fin.
Si lo pensamos un poco,
es una compañía.
Si te encuentras solo
te va contando lo que te ha ocurrido en la vida
y tu, medio dormido,
como en un sueño,
lo vas recordando
y parece que lo estás viendo,
situaciones,
palabras,
personas que se van cruzando a cada paso que das
y que ya no están.
Ya no están en la vida real,
pero si en tu fantasía.
¿Ves?
La muerte es
como una abuela que te va leyendo
las páginas que has escrito
y que, otros,
los que quedan,
transmiten a los que vengan detrás.
Es como una hilandera,
y nosotros la madeja.
Ella va cosiendo y cosiendo
y si llega el momento
de que ya no hay más hilo
deja de hacer lo que estaba haciendo
y termina su faena.
Así debe ser.
Lo que ocurre es
que ninguno nos damos cuenta,
o no nos queremos enterar.
Todos sabemos que un día llegará
que la madre Tierra nos acogerá
con los brazos abiertos.
Como si fuera la boca de un niño
que se abre para que recibir su alimento
y nosotros, como granitos de arena en la playa del mar,
formaremos parte de su cuerpo.
Así que la muerte será como una mágica mamá
siempre cerca,
siempre atenta,
siempre alrededor nuestro.
Te cuenta un cuento,
tu te vas durmiendo,
acerca sus labios para darte un beso,
y, cuando te lo da,
comienzas a soñar.
COMUNERO
Primeira 
!!!ni a nuestros seres keridossssssssssss !!!!!!!!!!!!!!!
!!!!!!!!!!!!
pero no me atrevbo a decir por no meter la pezuña, jajajajaja