Las acciones que hacemos, nacen en un pensamiento o sentimiento interior.
La mayor parte de personas tratamos de actuar de forma buena, pero no todos lo que hacen cosas buenas, tienen un corazón correcto delante de los ojos de Dios.
Muchas empresas hacen donaciones a orfanatos o aldeas para ancianos, lo cual es un acto muy agradable, pero no siempre es movido por el amor a los niños o a los ancianos desamparados, sino a los impuestos que no pagaran al estado si hacen este tipo de donaciones.
El caso es que hay muchas cosas que hacemos en nuestras vidas, que pueden verse bien a los ojos de la gente, Pero que tienen su origen en un sentimiento o pensamiento pecaminoso, egoísta, negativo.
Quiero que pienses por un momento en las cosas que haces y en las cosas que deseas lograr y evalúes ¿por qué quieres estas cosas, o porque haces todo eso que haces a diario?
¿Vas a la iglesia porque esperas ver a Dios o porque te conviene ir? ¿Ayudas a los demás por amor o porque eso te ayudara a tener más amigos o a ganar un puesto mejor?
¿Qué sentimientos te están moviendo a hacer las cosas?
¿Son pensamientos donde solo eres tu el que gana?
¿Son motivos egoístas?
La gente ve nuestras acciones y nos aplauden o nos juzgan por ellas, a Dios no le importa tanto lo que ve los demás, no le importa tanto lo mucho que hagas, le importa porque lo haces, el evalúa tu corazón y sabe que hay ahí dentro.
Hagamos que nuestro corazón se vea tan bien como se ven nuestros actos, no impresionemos solo a los hombres sino impresionemos también a Dios con la pureza de nuestros corazones.
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