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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: La Morocha arg4  (Mensaje original) Enviado: 26/09/2010 21:03

Creyó Abraham a Dios,
y le fue contado por justicia.

Romanos 4:3.

Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Romanos 5:1.

Yo deshice como una nube tus rebeliones,
y como niebla tus pecados.

Isaías 44:22.


 


Lo que Dios Cuenta y lo que Ya No Cuenta
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        Cuando Dios quiso mostrar a Abraham las bendiciones que le daría le dijo: “Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia” (Génesis 15:5). Lo que Abraham no podía hacer, Dios lo hace: “Él cuenta el número de las estrellas”; Su poder e inteligencia no tienen límites (Salmo 147:4-5).

       Con infinita sabiduría Dios cuenta las nubes que ensombrecen nuestros días. “Por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mande” (Job 37:12).

       Dios cuenta nuestros “pasos” (Job 14:16), y nuestra confianza en Él debe alejar toda inquietud, porque “aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados” (Lucas 12:7).

       Pero hay algo que Dios ya no cuenta: los pecados de aquel que se los confiesa. Dice David: “Mi pecado te declaré… Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 32:5). “Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad” (Salmo 32:2). Para el creyente, sus pecados fueron imputados (atribuidos) a Cristo en la cruz, bajo el juicio de Dios. Cristo soportó el castigo que merecían nuestros pecados; Él padeció por ellos.



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