Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

ALLA VAMOS PAMELI
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 * * * * ♥ * * * * 
 General 
 ADMINISTRACION DEL GRUPO 
 ♥ Mensajes Diarios ♥ 
 * * * * ♥ * * * * 
 Las Promesas de Dios 
 LA PROMESA DE HOY 
 LA BIBLIA 
 * * * * ♥ * * * * 
 SHOLE..."LLamada para bendecirte" 
 Fondos / Sra SARA... 
 Yoly / DETALLITOS CRISTIANOS 
 * * * * ♥ * * * * 
 
 
  Herramientas
 
DEVOCIONA: UNA MARCA NUEVA...
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: La Morocha arg4  (Mensaje original) Enviado: 05/02/2011 20:34

¡Miserable de mí!
¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

Romanos 7:24.

Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos.
2 Pedro 2:9.


 


Una Marea Negra
para  ESCUCHAR ...haga clic aquí...

        En marzo de 1989 el gigante buque cisterna «Exxon Valdez» encalló frente a la costa de Alaska. El accidente se transformó rápidamente en una catástrofe ambiental de inesperada magnitud. El petróleo derramado ensució centenares de kilómetros tanto del mar como de las costas. Se dijo que el capitán estaba bajo los efectos del alcohol y no observó las reglas de navegación de esa zona.

       Este naufragio, mediante el cual millones de litros de petróleo se derramaron en el mar, nos hace pensar en el corazón humano, que también contiene un potencial increíble de energía. Pero ¡cuántas veces se halla encallado en los arrecifes del pecado: orgullo, mentira, violencia, etc. y derrama su contenido dañino!

       En nosotros mismos no podemos encontrar el remedio. Como el capitán imprudente, no observamos las reglas de navegación, es decir, las enseñanzas que Dios da en Su Palabra. Por nosotros mismos no somos capaces de llevar una vida buena y agradable a Dios. Pero debemos refugiarnos en el Señor Jesús. Sólo su sangre derramada en la cruz es apta para hacer la purificación de nuestros pecados y liberarnos de la impureza moral que sería nuestra perdición, porque “la paga del pecado es muerte”.

       Cuando lo recibimos en nuestro corazón, él quiere encargarse de conducir nuestra vida. Dejémosle el timón del barco de nuestra existencia; él lo guiará por la trayectoria correcta y evitará todos los escollos peligrosos. ¿No quiere usted confiar en él de todo corazón?



Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados