os insectos son animales bastante molestos, pero hay dos características que los hacen insoportables: que vuelen y que piquen. Y los mosquitos tienen ambas virtudes.

En los lugares calurosos y húmedos evitar su presencia no sólo es una cuestión de comodidad, es una necesidad sanitaria, debido a su capacidad para transmitir enfermedades. No es de extrañar por tanto que la ciencia se haya preocupado por entender los mecanismos que llevan a los mosquitos a elegir a sus víctimas, pero hasta la fecha ninguna investigación había identificado la secuencia exacta que siguen estos insectos para identificarlas.

Hasta la fecha sabíamos que los mosquitos se guían por el calor corporal, el olor y la vista. Pero lo interesante del estudio, que se acaba de publicar en la revista Current Biology, es que se separaron los diferentes estímulos. Los mosquitos tenían que atravesar un túnel en el que se introdujo una columna de CO2 (olor), un punto negro (vista) y una placa de vidrio caliente invisible a primera vista (calor).

“Pudimos ver cómo se combinaban las reacciones de los mosquitos a cada uno de esos tres estímulos”, ha explicado una de las autoras del estudio, Floris van Breugel del Instituto de Tecnología de California, a la BBC. Por ejemplo, si los mosquitos recibían solamente el estímulo visual no se interesaban por ella, pero si también se liberaba dióxido de carbono inmediatamente se dirigían hacia la mancha.

 

© Externa Cualquiera puede ser víctima de un mosquito. (iStock)

“Sólo le ponen atención a los estímulos visuales después de haber detectado un olor indicando la proximidad de una posible víctima”, explica en la nota de presentación del estudio Michael Dickinson, quien coordinó la investigación: “Eso garantiza que no desperdician su tiempo investigando blancos inútiles como rocas o vegetación”.

Por qué es tan difícil huir de los mosquitos

Tras finalizar el experimento, los investigadores concluyeron que los mosquitos siguen tres pasos para identificar a sus víctimas:

1. A distancias de entre 10 y 50 metros usan el olfato, buscando sobre todo el olor del dióxido de carbono, que expulsan los animales.

2. Una vez excitados por el olor, se dirigen a lo más interesante visualmente(en un rango de entre cinco y 15 metros).

3. Y cuando están a un metro de distancia del posible objetivo se acaban guiando por el calor.

Esta estrategia es infalible. “La triste conclusión es que es muy difícil escapar a los mosquitos”, ha explicado a a la BBC la doctora van Breugel. Todo lo que podemos hacer es tratar de reducir el número de pistas sensoriales que ofrecemos a los mosquitos –así funcionan las lociones repelentes, que ocultan nuestro olor corporal y producen otro desagradable para los insectos– o crear distracciones, como fuentes de calor, trampas que produzcan CO2 o, como sugiere Van Breguel, hacer que la gente que te rodea vista ropas más llamativas, para que los mosquitos se concentren en ellos. Eso es ser un buen amigo.