MARTES XVIII DEL T. ORDINARIO 2 DE AGOSTO 2016
Le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua".
Del santo Evangelio según san Mateo: 14, 22-36
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes,
Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla,
mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar.
Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario.
A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua.
Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían:
"¡Es un fantasma!". Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida:
"Tranquilícense y no teman. Soy yo".
Entonces le dijo Pedro: "Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua".
Jesús le contestó: "Ven". Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús;
pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: "¡Sálvame, Señor!".
Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo:
"Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.
Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo:
"Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios". Terminada la travesía, llegaron a Genesaret.
Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región
y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto;
y cuantos lo tocaron, quedaron curados.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús
