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General: LECTURAS DEL VIERNES
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: MachiV  (Mensaje original) Enviado: 08/11/2019 18:54

Viernes, 8 de Noviembre

2019:

 
Viernes de la cuarta semana de Cuaresma 


 

San Vicente Ferrer

- San Geraldo de Grande-Sauve -

 

Libro de la Sabiduría 2,1a.12-22.

Los impíos se dicen entre sí, razonando equivocadamente: 
«Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. 
El se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. 
Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, 
porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. 
Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. El proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios. 
Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. 
Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. 
Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. 
Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.» 
Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. 
No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras.

Salmo 34(33),17-18.19-20.21.23.

El Señor rechaza a los que hacen el mal 
para borrar su recuerdo de la tierra. 
Cuando ellos claman, el Señor los escucha 
y los libra de todas sus angustias. 

El Señor está cerca del que sufre 
y salva a los que están abatidos. 
El justo padece muchos males, 
pero el Señor lo libra de ellos. 

El cuida todos sus huesos, 
no se quebrará ni uno solo. 
Pero el Señor rescata a sus servidores, 
y los que se refugian en El no serán castigados.

Evangelio según San Juan 7,1-2.10.25-30.

Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. 
Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, 
Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. 
Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar? 
¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? 
Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". 
Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. 
Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió". 
Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

 

 



San Juan Pablo II (1920-2005) 
papa 
Encíclica “Dios, rico en misericordia” Nº 8 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

El misterio pascual es Cristo en el culmen de la revelación del inescrutable misterio de Dios. Precisamente entonces se cumplen hasta lo último las palabras pronunciadas en el cenáculo: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.” (Jn 14,9) Efectivamente, Cristo, a quien el Padre “no perdonó” (Rm 8,32) en bien del hombre y que en su pasión así como en el suplicio de la cruz no encontró misericordia humana, en su resurrección ha revelado la plenitud del amor que EL Padre nutre por El y, en El, por todos los hombres. “No es un Dios de muertos, sino de vivos.” (Mc 12,27)

En su Resurrección, Cristo ha revelado al Dios del Amor misericordioso, precisamente porque ha aceptado la Cruz como vía hacia la resurrección. Por esto –cuando recordamos la cruz de Cristo, su pasión y su muerte- nuestra fe y nuestra esperanza se centran en el resucitado: en Cristo que “la tarde de aquel mismo día, el primero después del sábado... se presentó en medio de ellos” en el cenáculo, “donde estaban los discípulos..., alentó sobre ellos y les dijo: recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados les serán perdonados y a quienes los retengáis les serán retenidos.” (Jn 20, 19ss)

Este es el Hijo de Dios que en su resurrección ha experimentado de manera radical en sí mismo la misericordia, es decir, el amor del Padre que es más fuerte que la muerte. Y es también el mismo Cristo, Hijo de Dios, quien al término –y, en cierto sentido, más allá del término- de su misión mesiánica, se revela a sí mismo como fuente inagotable de la misericordia, del mismo amor que, en la perspectiva ulterior de la historia de la salvación en la Iglesia, debe confirmarse perennemente más fuerte que el pecado.

  

♥ Alex & Odris ♥®


COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,


MACHI V



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: karmyna Enviado: 08/11/2019 21:46
 
 
Palabra del Señor,   Honor y Gloria a ti Señor Jesus

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: nania2 Enviado: 09/11/2019 09:00

Gracias por tu tiempo y dedicación

Tus mensajes inspiran emociones

Es muy lindo leerte

JUANITA



 
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